Identificando a tu enemigo
- Claudia Aranda
- 14 mar
- 2 Min. de lectura

A menudo, somos nuestros peores enemigos. Permitimos que nuestros pensamientos, ideas o conductas, causen estragos en nuestras vidas
En una tarde lluviosa, conocí a Daniela, una joven de buenas intenciones y un noble corazón, que, sin embargo, luchaba con un pecado recurrente: la adicción a las redes sociales. A pesar de su deseo sincero de rendir esta área a Dios, siempre caía en la misma trampa. Cada vez que se sentía sola o ansiosa, buscaba consuelo en su teléfono, perdiendo horas en comparaciones, envidias y conversaciones que no edificaban su vida. Aunque sabía que esta adicción la alejaba de su relación con el Padre, cada noche se dormía con el teléfono en la mano. Antes, Daniela siempre leía la Palabra, reflexionaba sobre ella y oraba antes de acostarse. ¿Qué sucedió? ¿Qué le faltó?
A menudo, somos nuestros peores enemigos. Permitimos que nuestros pensamientos, ideas o conductas, causen estragos en nuestras vidas. Nos rendimos a tentaciones evitables, y sufrimos las consecuencias inevitables.
Cuando le abrimos la puerta estos “enemigos”, cuando nos enfocamos en ellos, perdemos de vista la mesa que Jesús ha preparado para nosotros. Al alejarnos, dejamos de permitirle que pastoree nuestra vida y, al buscar en otra parte, porque creemos que hay mejores mesas, olvidamos que esta es la mesa que Él dispuso con amor y propósito para nosotros.
Cuando le abrimos la puerta estos “enemigos”, cuando nos enfocamos en ellos, perdemos de vista la mesa que Jesús ha preparado para nosotros.
Es crucial reflexionar sobre las influencias que nos rodean. ¿Qué es lo que te aleja de tu buen Pastor?, ¿Y quiénes son aquellos que, sin querer, te arrastran hacia la oscuridad? La Palabra de Dios advierte, en 1 Pedro 5:8, y nos recuerda que debemos "ser sobrios y velar", porque el enemigo está al acecho, buscando devorar nuestra paz y propósito.
El ladrón vino a matar, robar y destruir. Si en este momento sientes que te estás alejando de tu propósito a causa del enemigo, y que no podrás salir del lugar donde estás, recuerda que, aunque camines por valles de sombras, Él estará contigo, guiándote y fortaleciéndote. Si tus pensamientos y deseos te almatizan con facilidad, corre al Maestro. Él te mostrará el camino y te acompañará hasta salir del valle.
Busca dirección en la palabra de Dios. Por mi parte, te dejaré por acá tres consejos que compartí con Daniela, y que le sirvieron para aplicar de manera muy práctica, lo que Dios habló a su corazón:
Identifica tus Influencias: Haz una lista de las personas y situaciones que afectan tu vida. Rodéate de aquellos que te acercan a Dios y aléjate de quienes te alejan de Su propósito (1 Corintios 15:33).
Identifica a tu Enemigo: Mantente alerta a tus pensamientos y emociones. Cuando sientas que estás cayendo en viejos patrones, busca la ayuda de Dios en oración y meditación (1 Pedro 5:8).
Aprovecha las Pruebas: Cada desafío es una oportunidad para aprender y crecer. Usa tus experiencias para mostrar la transformación que has experimentado a través de Cristo (Santiago 1: 2-4).
Y nunca olvides, que Él siempre estará contigo.
Que el Señor te bendiga.
A veces no nos damos cuentas y hay pequeños factores que nos hacen abrir la puerta al enemigo , gracias por los consejos y gracias a Dios por dejarnos disfrutar de su mesa . A el sea la gloria !