Vivir como ciudadano de Reino.
- Soledad Serrano
- 2 sept
- 2 Min. de lectura

Hay veces que en ciertas reuniones, no me siento parte de las conversaciones de las personas. Sus actos, su forma de pensar y hablar se me hacen tan ajenas a mis costumbres y valores que pareciera que vivo en un mundo paralelo, y en cierto sentido es así porque la Biblia enseña que ya no pertenecemos a este mundo, sino que somos ciudadanos del reino de los cielos (Filipenses 3:20) Y también recuerdo que sentirme así es una especie de recordatorio de que soy un embajador de un reino celestial que otros necesitan conocer y experimentar.
Lo que para El Mundo es sobrenatural para Dios es lo natural
Ser ciudadanos del reino significa que nuestra manera de pensar, hablar y vivir debe reflejar la cultura del cielo. Lo que para El Mundo es sobrenatural para Dios es lo natural. Los milagros, la provisión la paz en medio de la de las tormentas, el perdón de las faltas no son excepciones, sino la vida normal de quienes hemos nacido de nuevo.
Jesús nos enseña a orar: “venga tu reino hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10, Nueva Versión Internacional). Esta oración, no son solo palabras que muchas veces tendemos a repetir, es un llamado a vivir aquí la realidad del cielo: donde hay temor, sembrar fe; donde hay caos, llevar paz; donde hay necesidad, confiar en la provisión de nuestro Padre. Movernos en lo espiritual no debe parecernos raro, sino natural. No se trata de buscar experiencias extraordinarias, sino de vivir en obediencia diaria al Espíritu Santo, orar con fe, declarar la palabra y actuar conforme a lo que Dios nos demande. Jesús vivió así, y como discípulos, estamos llamados a seguir sus pasos.
Por eso si somos ciudadanos del cielo, nuestra vida debe mostrarlo. Debemos cambiar nuestra manera de pensar y dejar que la palabra renueve nuestra mente. Hay que cambiar nuestra manera de hablar y declarar vida en lugar de temor. Vivamos como en el cielo, trayendo a la cultura del reino en nuestra familia, trabajo y relaciones.
Por eso si somos ciudadanos del cielo, nuestra vida debe mostrarlo. Debemos cambiar nuestra manera de pensar y dejar que la palabra renueve nuestra mente.
Ser ciudadano del cielo no es solo una frase, ni un título, es un estilo de vida. Cada día debemos decidir si vamos a vivir conforme a los valores de este mundo o conforme a la cultura del reino. Lo que para los demás parece imposible, para nosotros debe ser lo normal, porque tenemos el Espíritu Santo en nosotros.
Tres desafíos prácticos para tu vida:
1. Examina tu manera de pensar.(¿Estás más alineado al mundo o a la palabra de Dios?)
2. Revisa tu manera de hablar.
3. ¿Tus palabras transmiten fe, esperanza y vida, o temor y queja?
Lo que para los demás parece imposible, para nosotros debe ser lo normal, porque tenemos el Espíritu Santo en nosotros.
Trae un pedacito de cielo a tu entorno: en tu casa, tu trabajo o con tus amigos, refleja la paz y el amor del Reino.
Recuerda: Lo que el mundo llama sobrenatural, para ti es la vida normal de un hijo de Dios.
Que Dios te bendiga.






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