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Todos necesitamos un "filtro"

  • Cristian Lobos
  • 22 mar
  • 3 Min. de lectura


En ocasiones, mi mente se transforma en un verdadero campo de batalla. Cuando veo televisión, escribo, o incluso, cuando estoy orando,  hay pensamientos en mi cabeza que están corriendo de un lugar a otro, sin rumbo fijo,  es en esos momentos, en que tengo la sensación de que hay una gran batalla en lo más profundo de mi mente de la cual, no tengo control.


Me cuesta poner el foco en lo importante, se me dificulta controlar esos pensamientos invasivos que asustan, incomodan y que no me dejan disfrutar de la presencia de Dios en mi día a día. Es como si necesitara una especie de filtro para mi mente,  así como los que tienen los autos para el aceite, las lavadoras para atrapar la suciedad, las aspiradoras para el polvo. Es inevitable que algo se ensucie, pero,  sí podemos usar un filtro para que no pase lo dañino, lo que contamina.


Dios quiere tener el control de nuestra mente, no por tiranía ni por quitarnos nuestra libertad, es mas bien para protegerla, cuidarla, transformarla y formar la mente de Cristo en nosotros. Necesitamos dejar que Dios tome el control de nuestra mente si queremos ganar esas batallas mentales. La biblia dice: “Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra” Colosenses 3:2 (Nueva Versión Internacional).


Dios nos da consejos prácticos que podemos convertir en estrategias de vida librar esta batalla mental cada día, paso a paso, y mirando “las cosas de arriba”

Pero concentrar nuestra mente en las cosas de arriba no es fácil, porque la batalla es potente en nuestro interior y nuestros recursos, limitados. Sin embargo, Dios nos da consejos prácticos que podemos convertir en estrategias de vida librar esta batalla mental cada día, paso a paso, y mirando “las cosas de arriba”.


Lo primero que debemos hacer es identificar los pensamientos que nos sacan de foco, que nos alejan de la verdad de Dios, que nos quitan el gozo y que nos llevan a hacer lo que no queremos hacer. ¿Con qué estás luchando en tu mente? Desilusión, rencor, frustración, no eres suficiente, fracasos, adicciones, depresión; la opinión de los demás, tratar de cumplir con las expectativas; miedo al futuro, falta de esperanza, pecados ocultos. Te aseguro que, al igual que yo, te identificas con algo de esta lista,  y que  es muy probable, que tengas tu propia lista. Entonces ¿qué podemos hacer?


Lo primero que debemos hacer es identificar los pensamientos que nos sacan de foco, que nos alejan de la verdad de Dios

El apóstol Pablo nos dejo en una de sus cartas, una gran declaración que nos lleva a la acción para cuidarnos y es un gran filtro para nuestra mente: “…hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado” Filipenses 4:8 (Traducción en Lenguaje Actual).


Esta declaración nos da un plan de acción, una especie de filtro que nos ayudará a ordenar nuestra mente, lo que creemos y las decisiones que tomamos a diario.  Pero ¿cómo podemos aplicar esto?


Esta declaración nos da un plan de acción, una especie de filtro que nos ayudará a ordenar nuestra mente, lo que creemos y las decisiones que tomamos a diario

Ante cualquier situación que cuestione tu fe, ante cualquier pensamiento que se meta de forma intrusiva en tu vida, cualquier cosa que no te deje estar tranquilo o, te quite el sueño,  hazte esta sencilla pero poderosa pregunta: “este pensamiento que da vueltas en mi mente,  ¿es verdad? ¿respetable? ¿justo? ¿bueno? ¿virtuoso? ¿agradable? ¿admirable por otros o por Dios? Puedes memorizar el pasaje anterior (que es una buena forma de alimentar espiritualmente tu mente), o puedes tenerlo escrito en tu dispositivo o un papel para que lo leas y hagas la pregunta cuando un mal pensamiento comience una batalla en tu mente. Muchas veces, te harás la pregunta solo por una de las cosas que señala la lista y será suficiente para determinar que ese pensamiento no es Dios y,  comenzar el proceso de limpieza. En casos más complejos, quizás debas filtrar esos pensamientos a través de uno de los  elementos del listado de Filipenses 4:8.


¿Qué mejor estrategia para tu vida que alimentar y filtrar tu mente con la palabra de Dios cuando tus pensamientos no estén alineados con SU verdad?


Y para terminar, recuerda que  Dios ha capacitado para esto: “Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a él”  (2 Corintios 10:5,  Dios Habla Hoy).


¿Lo crees? Inyéctalo en tu mente y comienza a filtrar esos pensamientos intrusivos con la palabra de Dios.

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